lunes, 21 de marzo de 2011

Pluriversidad

Por Rocío Silva Santisteba
“Mis antepasados estaban en nuestras tierras mucho antes de que se formara el Estado peruano; por eso mismo para nosotros la naturaleza es sagrada, porque a diferencia del gobierno occidental, que no vive de la naturaleza, en nuestro caso en la naturaleza está nuestra vivencia”, sostuvo Santiago Manuin, líder awajún, en un seminario sobre el tema de los pueblos indígenas en el debate electoral organizado por la Mesa de Interculturalidad, Fórum Solidaridad y la UARM. Se trata, claro, de un tema ninguneado por los candidatos, cuyos mayores objetivos están centrados en arrear los votos con la mágica palabra blandida como espada: desarrollo. Pero ¿qué tipo de desarrollo esperamos?, ¿un desarrollo-perro-del-hortelano que propone postergar indefinidamente la aprobación de la Ley de Consulta a los Pueblos Indígenas contraviniendo dispositivos internacionales como el Acuerdo 169 de la OIT, es decir, infringiendo los tratados internacionales en función de los intereses non santos de los lobistas locales?, ¿o uno como el que nos propone el candidato Gonzalo Alegría, esto es, proyectos de desarrollo para una economía dual?, ¿o un desarrollo que chorree?, ¿o un desarrollo-otro mucho más concentrado en el “buen vivir” que en el “vivir mejor”?
Precisamente este es un punto que incluso aquellos candidatos que tienen índices altos de intención de voto en zonas de la selva nororiental o en la selva central prefieren no tocar porque colisiona con los intereses de las grandes inversiones. Y ya hemos visto que, cuando un candidato sostiene técnicamente que es necesario frenar los intereses de las empresas mineras, un gran sector de la prensa se le tira encima directamente a la yugular para clavarle los dientes hasta verlo tendido en la lona. Sin embargo, hay algo que la prensa, algunos candidatos, los jefes de campaña y ciertos inversionistas olvidan totalmente: en la soledad de la cámara de votación uno/una no necesariamente es tan imbécil como para no saber decidir por los intereses de su clase, de su grupo, de su etnia, de su vecindad, de su barrio y dejarse llevar por los oropeles y el espectáculo del tocamiento de testículos como parte del embrutecimiento dirigido.
“Nuestro territorio NO es un recurso natural, es mucho más que eso; sin territorio nosotros perdemos nuestra identidad”. Quien sostuvo esto ya no fue Santiago Manuin ni Alberto Pizango, también presente en el foro, sino Teresita Antazú, líder del pueblo Yanesha, quien candidatea para el Congreso por la región de Pasco. Junto con la dirigente quechua Gladys Vila-Pihue, quien sostuvo que lo fundamental para el movimiento indígena es encontrarse presentes dentro de la institucionalidad del Estado peruano para promover políticas pluriculturales “no inclusivas” y fomentar el rol de las mujeres dentro de sus propias comunidades, Antazú y los demás líderes indígenas propusieron luchar por la diversidad. Somos diversos y queremos seguir siendo diversos, complementarios y adaptativos. 

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