jueves, 24 de marzo de 2011

Agenda de la Mesa de Interculturalidad -1

Democracia e institucionalidad estatal indígena

La democracia peruana tiene el desafío del reconocimiento de la diversidad cultural en el sistema de derechos, las políticas públicas y el diseño del régimen político. El diálogo intercultural es cada vez reconocido como la estrategia y metodología pertinente para avanzar en este reconocimiento, contando con la participación efectiva y la voz de los mismos actores que son culturalmente distintos. La Defensoría del Pueblo ha señalado la necesidad de desarrollar el diálogo intercultural, contando con los instrumentos y el desarrollo de capacidades técnicas de las autoridades y funcionarios del Estado.

En este contexto, también la Defensoría del Pueblo ha señalado: “La necesidad de una fuerte institucionalidad estatal indígena”, considerando que una de las deficiencias del conflicto amazónico de Bagua “[…] fue la notoria ausencia de una fuerte, representativa y activa entidad rectora en materia indígena. Ese es el papel que debió jugar el INDEPA, una entidad que ha sido objeto de un proceso de debilitamiento constante. No será posible avanzar sin una institucionalidad que vele desde el Estado por los intereses, expectativas, así como por los derechos de los pueblos indígenas y que, gradualmente, se gane su confianza” (Actuaciones defensoriales en el marco del conflicto de Bagua. Informe de la Defensora del Pueblo a la Comisión del Congreso de la República que investiga los sucesos de Bagua, aledaños y otros).

De acuerdo con lo anterior, preguntamos: ¿Cuáles son las estrategias y las medidas que adoptará su gobierno para incorporar el diálogo intercultural en el ordenamiento jurídico, las políticas públicas y el diseño de las instituciones del Estado? Y, ¿cuál será su política y medidas sobre la institucionalidad estatal indígena?

lunes, 21 de marzo de 2011

Pluriversidad

Por Rocío Silva Santisteba
“Mis antepasados estaban en nuestras tierras mucho antes de que se formara el Estado peruano; por eso mismo para nosotros la naturaleza es sagrada, porque a diferencia del gobierno occidental, que no vive de la naturaleza, en nuestro caso en la naturaleza está nuestra vivencia”, sostuvo Santiago Manuin, líder awajún, en un seminario sobre el tema de los pueblos indígenas en el debate electoral organizado por la Mesa de Interculturalidad, Fórum Solidaridad y la UARM. Se trata, claro, de un tema ninguneado por los candidatos, cuyos mayores objetivos están centrados en arrear los votos con la mágica palabra blandida como espada: desarrollo. Pero ¿qué tipo de desarrollo esperamos?, ¿un desarrollo-perro-del-hortelano que propone postergar indefinidamente la aprobación de la Ley de Consulta a los Pueblos Indígenas contraviniendo dispositivos internacionales como el Acuerdo 169 de la OIT, es decir, infringiendo los tratados internacionales en función de los intereses non santos de los lobistas locales?, ¿o uno como el que nos propone el candidato Gonzalo Alegría, esto es, proyectos de desarrollo para una economía dual?, ¿o un desarrollo que chorree?, ¿o un desarrollo-otro mucho más concentrado en el “buen vivir” que en el “vivir mejor”?
Precisamente este es un punto que incluso aquellos candidatos que tienen índices altos de intención de voto en zonas de la selva nororiental o en la selva central prefieren no tocar porque colisiona con los intereses de las grandes inversiones. Y ya hemos visto que, cuando un candidato sostiene técnicamente que es necesario frenar los intereses de las empresas mineras, un gran sector de la prensa se le tira encima directamente a la yugular para clavarle los dientes hasta verlo tendido en la lona. Sin embargo, hay algo que la prensa, algunos candidatos, los jefes de campaña y ciertos inversionistas olvidan totalmente: en la soledad de la cámara de votación uno/una no necesariamente es tan imbécil como para no saber decidir por los intereses de su clase, de su grupo, de su etnia, de su vecindad, de su barrio y dejarse llevar por los oropeles y el espectáculo del tocamiento de testículos como parte del embrutecimiento dirigido.
“Nuestro territorio NO es un recurso natural, es mucho más que eso; sin territorio nosotros perdemos nuestra identidad”. Quien sostuvo esto ya no fue Santiago Manuin ni Alberto Pizango, también presente en el foro, sino Teresita Antazú, líder del pueblo Yanesha, quien candidatea para el Congreso por la región de Pasco. Junto con la dirigente quechua Gladys Vila-Pihue, quien sostuvo que lo fundamental para el movimiento indígena es encontrarse presentes dentro de la institucionalidad del Estado peruano para promover políticas pluriculturales “no inclusivas” y fomentar el rol de las mujeres dentro de sus propias comunidades, Antazú y los demás líderes indígenas propusieron luchar por la diversidad. Somos diversos y queremos seguir siendo diversos, complementarios y adaptativos. 

lunes, 14 de marzo de 2011

Analizarán con partidos propuestas de política intercultural y derechos de pueblos indígenas

Convocatoria de la Mesa de Interculturalidad, a los  representantes de diversos partidos políticos que participan en la contienda electoral participarán en el Foro Público “Propuesta de Política Intercultural y Derechos de Pueblos Indígenas”.

El evento, a realizarse el jueves 17 de marzo a las 5.00 p.m. en la Auditorio de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (Av. Paso de los Andes 970, Pueblo Libre), tiene por fin dar a conocer y dialogar con los partidos las propuestas de la Agenda en Política Intercultural y Derechos de los Pueblos Indígenas amazónicos y andinos;  con particular énfasis en temas centrales que permitan avanzar hacia una propuesta en la definición de políticas y medidas de corto, mediano y largo plazo sobre:

1. Derecho al territorio, preservación ambiental y gestión de recursos naturales,

2. Derecho a consulta previa, libre e informada ante cualquier medida legislativa o administrativa que afecte sus derechos, con la aprobación y aplicación de la Ley de Consulta;

3. Creación de una Institucionalidad Estatal Indígena al más alto nivel conformada paritariamente entre los representantes del Estado y los organizaciones de pueblos indígenas, que permita avanzar en una ciudadanía y democracia intercultural.

4.  Mejoramiento de las políticas y programas sociales en salud y educación intercultural y bilingüe que recoja los saberes ancestrales de los pueblos originarios del país.

Entre los representantes de los partidos políticos han confirmado su participación Perú Posible, Gana Perú (Roger Rumrrill), Solidaridad Nacional y Alianza por el Gran Cambio.

De igual modo, participarán líderes y lideresas indígenas como Alberto Pizango, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP); el líder Awajún Santiago Manuin, quien fue baleado el 5 junio del 2009 en Bagua y es actual consejero regional indígena del Gobierno Regional de Amazonas; así como la lideresa andina de Huancavelica, Gladis Vila Pihue, presidenta de la Organización de Mujeres Andinas.

Asimismo, contará con un panel de profesionales especialistas como Manuel Pulgar Vidal, director ejecutivo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental; Rocío Silva Santisteban, actual secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH); Hernán Coronado, asesor del Centro Amazónica de Antropología Aplicada (CAAAP) y Javier Monroe, especialista en interculturalidad.

Cabe señalar que la Mesa de Interculturalidad está conformada por Fórum Solidaridad Perú; Centro Bartolomé de las Casas-Cusco; Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica – CAAAP; Amnistía Internacional – Sección Peruana; Asociación de Investigación y Especialización en Temas Iberoamericanos – AIETI; Alternativa, CAPIS, Comisión Episcopal de Acción Social-CEAS, Conferencia Nacional de Desarrollo Social-CONADES, Desafío Miqueas, Género y Economía, Instituto de Ética y Desarrollo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, UARM; Servicios Educativos Rurales-SER; y OXFAM.

lunes, 7 de marzo de 2011

Foro: Propuestas de Politica Intercultural y Derechos de los Pueblos Indígenas


Respeto a los derechos 
de los Pueblo Indígenas.

- Democracia e Institucionalidad Estatal Indígena
- Derecho al Territorio y Preservación del Ambiente
- Derecho a Consulta previa, libre e informada
- Derecho a la Salud y Educación Intercultural Bilingüe

Jueves 17 de Marzo 
5.00 A 8.00 pm.
Auditorio de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya,
Av. Paso de los Andes 970, Pueblo Libre.

Participarán Líderes y Lideresas Indígenas,
Especialistas en Derechos Individuales y Colectivos y Partidos Políticos


miércoles, 19 de enero de 2011

Sombrero y corona: ¿Esto es la interculturalidad?

Por: Rosa  Montalvo  Reinoso

Una gran corona con dos plumas que simboliza la autoridad del  jefe de las comunidades asháninkas y un gran sombrero que refleja un elemento tradicional de la vestimenta del hombre andino, signo también de autoridad, constituyen el centro de la llamada Plaza de la Interculturalidad de Río Negro, distrito de la provincia de Satipo, histórico territorio de los pueblos asháninkas y notmasiguengas.

Habitantes milenarios de estos territorios, estos pueblos fueron diezmados, acorralados, expulsados de sus espacios durante siglos por los conquistadores, por los caucheros, por la Peruvian Corporation, por la colonización que llevó a miles de personas del ande y a colonos europeos a ocupar estos territorios bajo la premisa de que estaban vacíos, impulsándose no sólo la ocupación física sino generándose discursos que legitimen y perpetúen la invasión, como bien lo hace notar Nila Vigil en su texto Racismo en el discurso sobre los asháninkas de Satipo (1). En este mismo texto, puede verse  la fotografía de una placa en la plaza de Satipo que exalta este proceso como una labor de héroes y valientes, en los siguientes términos: “A los colonos fundadores de Satipo. Valerosos hombres y mujeres que entregando lo mejor de sus vidas sembraron el progreso y desarrollo en estas tierras”. Ello da cuenta precisamente de la idea de un territorio “descubierto y fructificado” por estos hombres y mujeres, venidos de fuera.

Luego de la colonización vino  la guerra interna, que no hizo sino establecer una línea de continuidad con la dinámica de exterminio y expulsión, especialmente del pueblo asháninka, que según la Comisión de la Verdad sufrió la desaparición y muerte de 6 mil de sus miembros y el desplazamiento de 10 mil de ellos, cifras que, si se relacionan con el total de la población asháninka, que llega a unos 55 mil, dan cuenta del inconmensurable impacto que tuvo el conflicto armado en este pueblo.

Por toda esta historia, llama la atención el monumento que se erige en la plaza central del pueblo de Río Negro y que podría, si se lo mira superficialmente, dejar suponer que se ha logrado una convivencia armónica
entre los colonizados y los colonizadores, que el racismo y la discriminación vivida por los hombres y las mujeres asháninkas, al ser considerados incivilizados o poco proclives al trabajo por no cultivar intensivamente su tierra o por vivir y concebir el mundo de manera diferente,  han sido superados.

Sin embargo, cuando pensamos que en ese mismo lugar hace unos años se erigía un monumento al hombre asháninka, que parado en un pedestal, con su vestimenta tradicional y dos cuencos, parecía ofrendar a los dioses el masato, mientras fieros jaguares lo protegían, cabe preguntarse cuál es el significado de borrar de manera definitiva este monumento, eliminar una expresión de identificación de un pueblo, que conecta al visitante inmediatamente con sus habitantes y superponer otra, que parece negar el pasado, la historia, el hecho de que éste es un territorio asháninka, para posicionar básicamente la historia de la colonización y el “encuentro” de las dos culturas, simbolizadas por dos elementos masculinos, cabe agregar, y llamando a esta nueva construcción del espacio Plaza de la Interculturalidad.

Subyace el planteamiento de que la interculturalidad constituye la relación entre dos culturas, una cuestión de contacto entre ellas – lo que por cierto se ha dado desde siempre – sin que se profundice en las condiciones en las que se ha dado ese contacto, las inequidades o desigualdades existentes, intentando colocar más bien la idea de que dicha relación se ha dado, sin que medien imposiciones, discriminaciones, relaciones de poder entre ellas, o miradas jerarquizantes y subalternas sobre el otro y la otra. Para quienes conocen un poco del proceso de la colonización de la selva y el despojo sufrido por los y las indígenas de la amazonía, esto constituye una falsedad por decir lo menos, pues no ha supuesto para nada una convivencia o una ocupación armoniosa del territorio, como se puede apreciar en el testimonio que cita Nila Vigil: “Mira, el señor Horacio Merino, perito de Satipo me quiso botar a San Ramón de Pangoa. Un día me dijo: -“Debes retirarte a esa zona. Este no es tu terreno.” -¿Por qué? - le dije yo- ¡Yo soy de acá de Satipo! ¿me van a estar trasladando siempre? Primeramente me había trasladado a Coriviali viene otro colono y me dice: -¡Esta no es la chacra de Usted, es mía! –Me retiré a Pauriali. Ahí viene otro colono; me dice: -Este es mi terreno. Y me vine a Teoría. Ya más antes yo conocía Teoría, del año treinta y seis. –Bueno entonces para que no me estén botando, voy a solicitar un terreno para estar aquí. ¿Para qué voy a estar haciendo mi casa, haciendo mi sembrío, si después viene un colono y me bota?… ¡no, no! Así, le dije al señor perito.” Alberto Quinchoquer, asháninka, testimonio dado en 1984. (Fuente CIPA 1985, pp.38-39) (2)

Eliminar un monumento sin dejar rastro, para instalar otro, no es más que un intento de borrar los significados que para la población asháninka tenía, es arrancar parte de la memoria cultural del pueblo, lo que constituye un elemento fundamental para el fortalecimiento de la identidad, pues como lo señala Agnes Heller, “sin memoria cultural compartida no hay identidad” (3). Es quitarle el sentido simbólico, negarlo para construir una nueva memoria, más acorde con las visiones y expectativas de quienes han ocupado gran parte de estos territorios, de quienes tienen el poder político y de los nuevos colonizadores que consideran que los pueblos amazónicos no son los dueños de sus territorios, por lo que pueden ser adjudicados al mejor postor.

La Plaza de la Interculturalidad constituye un esfuerzo de posicionar la visión de una interculturalidad utilitaria, funcional, despojar de todo sentido político a la propuesta de una interculturalidad crítica que postulan los pueblos indígenas. Las diferencias entre una propuesta y otra son profundas, como lo señala Fidel Tubino: “La diferencia con el interculturalismo crítico que el país reclama y necesita es clave.

Mientras que en el interculturalismo funcional se busca promover el diálogo y la tolerancia, sin tocar las causas de la asimetría social y cultural hoy vigentes, en el crítico se busca suprimir estas causas por métodos políticos, no violentos. La asimetría social y la discriminación cultural hacen inviable el diálogo intercultural auténtico.” (4)

El intento de asignar nuevos significados a los procesos, borrar memorias, debilitar identidades con monumentos o discursos, mientras permanecen invariables la discriminación y el racismo, constituye un mecanismo de perpetuación de estos males de la sociedad peruana.

Difícilmente podremos hablar de interculturalidad mientras los niños y las niñas indígenas sean los que reciben la peor calidad educativa en el país, como lo ha revelado Madeleine Zuñiga en su informe llamado   "Inquietantes respuestas a inquietudes sobre la Educación Intercultural Bilingüe en el Sur Andino”, recientemente publicado por Save The Children. Este informe nos alcanza importantes hallazgos, como que sólo entre el 2% y el 6% de estudiantes de escuelas EIB desarrollan capacidades lectoras esperadas en
su lengua originaria (MINEDU 2008); en las escuelas Awajún y Shipibo, entre el 2,2 % y 3,1% logran desarrollar capacidades lectoras en castellano (MINEDU 2008); o el 59.5% de docentes de las Comunidades Indígenas de la amazonía son hispanohablantes o hablan una lengua indígena distinta a la de la zona (Defensoría del Pueblo). (5)

Esperemos que ahora que se inicia la campaña electoral las problemáticas y propuestas de los pueblos indígenas sean parte de los programas y agendas de los partidos políticos. Esperemos que las nuevas gestiones ediles en las diferentes localidades del país inicien procesos que den cuenta de la diversidad existente en sus localidades, reconociéndola y valorándola en su justa dimensión. Esperemos que el reconocimiento y la valoración en todos los sentidos se den también a las mujeres que día a día construyen
las comunidades y los pueblos.

Esperemos finalmente que cuando se hable de interculturalidad, se hable de redistribución del poder, de reconocimiento a todos los pueblos, de ciudadanía, de igualdad y equidad, de derechos, en fin de un nuevo pacto social.

Notas:

1.   Nila Vigil, “Racismo en el discurso sobre los asháninkas de Satipo” Discurso & Sociedad, Vol. 4(3) 2010, pp. 538-578. http://www.dissoc.org/ediciones/v04n03/DS4%283%29Vigil.pdf

2. Citado en Vigil, art. cit, p. 551

3. Agnes Heller. “Memoria Cultural, identidad y sociedad civil”, Indaga, Revista Internacional de Ciencias Sociales, No 1, 2003

4. Fidel Tubino, “Interculturalidad para todos: ¿un slogan más?”, 2005
http://www.aulaintercultural.org/article.php3?id_article=694

5.http://www.savethechildren.org.pe/web/detalle_publicacion.php?v_id_pub=266&v_tip_pub=N&v_id_cat=1&v_pad=16&v_hij=18&idi=E&pai=17